Creo que hay una serie de reglas, que no siempre están escritas, y que separan a los emprendedores de los empresarios. A los que lo intentan, de los que lo consiguen. Voy a intentar enumerarlas todas, pero, si crees que falta alguna, ya sabes, te espero en los comentarios.
1. Para ganar, hay que gastar
¿Puedo empezar sin gastar dinero? La pregunta que más me repiten mis amigos que quieren ser empresarios. Quieren comenzar un negocio y no gastar ni los 10 euros que vale un dominio.
A la mentalidad de no gastar, se une la de no invertir. Y sin invertir, ni gastar, no puedes hacer crecer tu negocio. Puedes ganar algo de dinero haciendo trabajos tú mismo, pero no llegarás nunca a dar el paso de trabajar solo a ser empresario.
Nadie construyó una empresa sin publicidad, empleados, tecnología, producto… y todo esto cuesta dinero.
2. Invierte bien
Piensa como un nuevo emprendedor, hasta cuando seas millonario. Al principio miras el dinero, eliges dónde invertir, mides el rendimiento porque es lo poco que tienes. Si funciona vuelves a invertir. Si no funciona, buscas otra forma de promocionar tu negocio. Sin prisa.
Esto mismo deberías hacerlo cuando tengas mucho más dinero. Falla barato y gasta cada vez más en aquello que sí te funciona.
No tires el dinero aunque te sobre.

3. Reinvierte o haz bootstrapping
No te compres el coche, todavía. Ponte un sueldo, incluso aunque sea tu propia empresa y no tengas ningún socio. No te gastes todo el beneficio.
Reinvierte en tu negocio. En hacerlo crecer, darle más publicidad, contratar más comerciales… Lo que impacte directamente en tener más clientes, y clientes más contentos. Reinvierte en eso y podrás llegar a cifras que nunca imaginaste. Como por ejemplo superar el millón de euros anual, como hice yo en 2018, después de reinvertir durante 3 años seguidos.
4. Págate lo suficiente
En relación con el punto anterior, págate lo suficiente como para centrar tu atención al 100 % en tu empresa. Que no tengas que perder el tiempo ofreciendo otros servicios a terceros para poder llegar a fin de mes.
Esto mismo aplícalo a tus empleados. Págales lo suficiente para que no quieran irse y estén en tu empresa como si fuese suya.
5. Anticípate a las crisis
Los planes de crisis se realizan cuando todo va bien. Es cuando tienes tiempo para planificar, guardar dinero, recortar en gastos innecesarios… ¿Qué pasaría si cambiasen las reglas del mercado?, ¿qué pasaría si te sale un competidor muy fuerte?, ¿si tu facturación baja de 100 a 0?
Muchos empresarios que han quebrado se han quedado endeudados de por vida.
Mi consejo: guarda lo suficiente para poder cerrar la empresa sin quedarte endeudado de por vida. Y si puedes guarda más, para que en ese caso hasta ganes dinero y puedas estar un tiempo creando un nuevo negocio o buscando trabajo tranquilamente.
Crea un colchón de emergencia. Ten siempre dinero en la caja.
6. Formación continua
Sigue aprendiendo y adáptate al mercado. Pregunta a tus clientes. Dales voz y voto en tu empresa. Si te quedas fuera de tu sector, tu negocio lo hará tarde o temprano.
En 1998 Blockbuster rechazó una alianza con Netflix cuando este estaba empezando y alquilaba DVDs a través de correo postal. Un formato que por aquel año casi nadie podía comprar. Solo el 1% de los estadounidenses. Años después Netflix seguía «formándose», añadió el streaming a su plataforma, año 2006. Blockbuster seguía en su línea. En 2013 cerraría sus últimas 300 tiendas y Netflix se lo comería por haberse adaptado al mercado y la demanda de los usuarios.
7. Delega pronto
No pierdas el tiempo día a día con tareas que no hacen crecer tu negocio directamente. Dar soporte, responder el teléfono, crear una factura, presentar papeles… todo esto, delégalo en cuanto puedas.
Un empresario o CEO, como quieras llamarlo, se encarga de que haya dinero para que todo funcione, alinea al equipo para que sepan que pasos van a realizarse en el futuro más cercano, motiva a su gente, incentiva el buen trabajo y, sobre todo, vende. Vende su empresa casi a diario.
8. Diviértete en el proceso
No te lo tomes tan en serio como para no tomarte más de una tarde libre. Recuerda que montamos una empresa por dos motivos: cambiar el mundo o ganar dinero; y lo primero muy pocos lo hacen. Eso sí, no seas como Apple que está usando la excusa de mejorar el medioambiente para ahorrarse el coste de los accesorios.

Usa ese dinero para pasártelo bien. De la forma que quieras. Como si quieres ver La Isla de las Tentaciones. No soy quién para juzgarte.
9. Pierde el foco, pero sé consciente
Cuando desatas el don de ver oportunidades de negocio, cada año que pasa se intensifica cada vez más. Inconscientemente vas a ver un negocio cada vez que salgas a tomar algo, que tengas una reunión, que leas un libro…
Y, por cada oportunidad que veas, es probable que acabes comprando un dominio, montando un proyecto paralelo –side project– y dedicándole más horas de las que deberías. O incluso más horas que las que dedicas a tu negocio principal.
Si tienes a alguien atendiendo tu negocio principal, no está mal del todo. Puedes hacerlo porque todos lo necesitamos, pero no te olvides de volver a tu negocio principal, a lo que tienes que hacer realmente o acabarás con mil proyectos, mucho dinero gastado y ninguno funcionando como debería.
10. La métrica
Deja de mirar Analytics cada media hora.
La métrica que debe importarte es tu cliente. Cuántos clientes tienes, cuántos compran de nuevo, cuántos están satisfechos, cuántos te recomendarían, qué podrías cambiar de tu producto o servicio para que tu cliente esté más contento. Esta es la métrica que hará que añadas ceros a tu facturación y pases de 1000 a 10 000, 100 000…
Rafael Mourad
Lo más valioso es la experiencia, no solo ser exitoso, sino aprender de los errores. Con los años he aprendido que el camino no es recto y la seguridad no existe.
Mucho éxito en este nuevo proyecto.
Mario Armenta
Sin duda, muchas gracias Rafael 🙂