Ser el más barato de tu sector, no tiene por qué hacerte facturar más. Incluso puede tener inconvenientes:
- La «calidad percibida» será inferior a la de tu competencia y tu cliente no te valorará de la misma forma como profesional.
- Tus clientes se verán con libertad de exigirte más, porque no te cuesta mucho.
- Los buenos clientes no eligen al más barato, sino al que más confianza le dé.
Entonces, ¿por qué es habitual querer ser el más barato?
- Síndrome del impostor: creer que eres peor que el resto.
- Miedo al rechazo por una factura elevada.
- Miedo al cambio o a perder clientes actuales.
Por el contrario, ¿qué ventajas tiene subir el precio?
- Eliminarás a clientes tóxicos que solo ven el precio.
- Menos estrés. Menos clientes, mismo dinero.
- Más tiempo para cada cliente, mayor fidelización.
- Te valorarás mejor como profesional, adiós al síndrome del impostor 😊